22/10/09

25

Hoy:



Que veinte años no es nada. ¡Que no! ¿Pero veinticinco? ¿Qué diría Gardel? Espero que no me diga nada, me llevaría un susto. Bueno, Halloween y día de muertos ya vienen, podría pensar que se trata de una mala broma.


Ayer cumplí 25 años; ¼ de siglo, eso es trescientos meses, mil trescientas semanas, 9131.0625 días, 219013.5 horas, 788400000 segundos y todas esas cifras siguen aumentando. Si lo veo así, en números, me suena a mucho tiempo. Ahora, si sólo lo mido en risas y recuerdos, se me hace muy poco tiempo. He cambiado poco. He cambiado mucho. He cambiado nada. Uno se amarga en ciertos aspectos pero se también se da libertades en otras; hace ya varios años que dejé la adolescencia y el “qué dirán” desapareció o se modificó. Ya no me importa correr en la playa porque me esté quemando los pies, si me llega a salir un grano lo uso para amenazar personas, ahora me puedo dar el lujo de tener mi colcha de Las Guerras de las Galaxias sin que nadie se burle (bueno, sólo Rubén pero el se tiene que burlar de todo. Es parte de su personalidad) tener figuras de acción de Darth Vader sobre la computadora (más que bobo soy nerd)


Siento que los 25 años me han caído de maravilla: bajar de peso, recuperar un poco de condición física y seguir con buen humor me han rejuvenecido. Me siento mejor ahora que hace dos o tres años. Claro que hay menos cabello y canas y arrugas han comenzado a aparecer. Las arrugas que tengo son evidentes señales de risa o de muecas cómicas y la calvicie, bueno, clara cuestión hereditaria de la que estoy orgulloso ¡Soy hijo del papá!


Miércoles (ayer):



Después de aparentes interminables litros de café, pluma Hidalgo, en el Califas (Restaurante California. Le apodamos “Califas” porque ese es el apodo que se le da el California Dancing club, un antro de mala muerte donde las muñecas, chiquillas, mamacitas, nenorras o peoresnadas, en algún momento de la historia, anduvieron descalzas) comimos comida Yucateca que realmente era Llucateka; el queso relleno era de queso Chihuahua, que antes era como el pan de cada día, en lugar de usar queso holandés de bola, los panuchos no eran otra cosa más que una gordita enflacada y aguadeada con algo de cochinita pibil y tupida cantidad de chile habanero. Coxitos, con chile habanero, relleno negro, sin chile habanero, cochinita pibil con sus tirlangas de chile habanero (again) Resalto las grandes cantidades de chile habanero porque casi, casi, me hicieron llorar. Toda la comida fue acompañada, o empujada más bien, de cerveza Victoria.



Me hablaron varias personas. Muchas me sorprendieron, como la llamada de Lucero (AKA Dulcero) y de una amiga que vive en Egipto. Hoy, mis abuelos paternos, con su clásico mal tino, decidieron hablarme a las 7 con 10 minutos de la mañana… a esa hora yo duermo. Curioso, la mente senil y proterva de mi exabuela paterna, le dictó, producto de su nulo interés en mi hermano y su charro negro, que mi cumpleaños era hace como tres semanas. Después de corregirle su error, a ella y a mi abuelo, decidieron llamarme hace dos semanas y, para acabarla de joder, me hablaron un día después y a una hora en la que mi cerebro esta fuera de servicio. ¿Después de 25 años no saberse el cumpleaños de un nieto? De la vieja lo creo porque está loca ¿El abuelo no lo pudo apuntar en una agenda durante los últimos 219013.6 días? No me ofende que no se me felicite en mi cumpleaños, realmente ni me hace ilusión ni me emociona, lo que me molesta es que le gente joda fuera de tiempo. El dos de noviembre es cumpleaños del padre de m papá… creo que lo mejor será llamarle a las 3:27 AM para felicitarlo. ¿Por qué exactamente a esa hora? Simple: ¡Por joder! Yo también sé ser inoportuno. No soy una persona muy familiar ni amiguera, soy bastante antisocial. Sólo soy diplomático y cordial. Tengo pocos amigos y, con algo de suerte, en un tiempo tendré menos.