
Es muy común leer en muchos blogs sobre el “bloqueo creativo” por el que pasan los escritores. Sinceramente creo que eso es una estupidez. Escribir es un noble arte en el que el material que usamos nos respeta, es noble y nos tiene paciencia. Si a uno le llegase a faltar imaginación o temas para escribir, sólo hay que dejar la pluma (el teclado de la computadora en estos días) por un rato, ir a beber un café, ver la tele, jugar con las mascotas, etc. y, seguramente, ya se nos habrá ocurrido cómo continuar lo que estábamos haciendo o de plano cambiarlo en su totalidad.
Mencionaba que nuestro material nos respeta; a esto me refiero con que el papel y la pluma van a estar ahí esperándonos ansiosos, rezando por nuestro triunfante regreso como escritores. Siendo pintor no se puede hacer lo mismo: Me quedo sin ideas para proseguir con mi cuadro, salgo por un café, regreso y el óleo o acuarela se han secado. Hay que comenzar de nuevo. Si estuviéramos en cine, haciendo una película, el costo de parar una producción es bestial. Si fuéramos bailarines, músicos o actores no podríamos bajarnos del escenario porque “no estaba inspirado”.
Cuando yo me trabo salgo a ver a mis pericos, platico un poco con ellos, juego con los perros o me voy a tomar un café a Coyoacán y todo vuelve a la normalidad. Creo que vivir en México me ayuda bastante. Si viviera en un país como Checoslovaquia o Rumania, supongo, escribiría poemas depresivos, fríos, oscuros o historias sobre tristes doncellas adictas a la heroína que se hacen rodear de siete enanos cocainómanos que se auto-esclavizan trabajando en una mina. Hasta que mi hermano me explico lo de las adicciones de estas pequeñas y espantosas personitas entendí la razón por la que cantaban y picaban felizmente las piedras de su mina.
Escribir es de las cosas más bellas de la vida, podría deslizar los dedos por mi teclado y escribir “sdfkjm fgo4p8 ñsd 49fg” y lo gozaría tanto como formar frases que realmente tengan sentido. Escribe, hazlo diario y verás cómo cada vez es más fácil hacerlo. Todo es cuestión de práctica. Es más, se puede escribir sobre cuando no se sabe de qué escribir.
Moraleja: Cuando no sepas de que escribir… Escribe.