3/8/10

Primeros "ausilios"

Hoy comenzaron a impartir un curso de primeros auxilios o “ausilios” en la sala 7, aquí, en la Cineteca Nacional de México. Logré escaparme y con muy buenas razones: estoy de acuerdo que la primera persona que importa en una emergencia es uno mismo. Estando uno sano es más fácil ayudar a otros y podemos evitar convertirnos en otra víctima. Según la penosa y tercermundista presentación los “terseros” no deben decidir por ellos mismos que es bueno para tratarlos… ya me imagino a alguien alérgico al yodo “con Isodine no, soy alérgico” y el paramédico “cálmese, yo sé lo que es bueno para usted”

Creo que, para dar un curso, lo mejor es que la persona que lo lleve tome uno de “cómo dar cursos”. El médico que lo daba sólo despegaba la vista de sus diapositivas cuando cambiaba a la siguiente y nos miraba preguntando si alguien tenía alguna duda. Si me van a leer el curso, y lo van a hacer mal, mejor que me den unas fotocopias y yo sabré como me apaño. Consejo: A la hora de comenzar una plática no usen frases como “bueno, lo que vamos a ver ahorita es un poco aburrido” o “no se me vayan a dormir en la parte teórica” Al hacer esto, uno predispone a la gente a que el tema que uno tratará va a ser aburrido.

Las contradicciones matan a las ideas. Cuando terminó de hablar de torniquetes y explicó como funcionan dijo que nunca hay que hacerlos, que es sólo algo que se solía hacer en el pasado y que por eso lo incluyó en el tema. Minutos después pregunté por qué no veíamos también sangrías, ventosas, hierbas masticadas aplicadas directamente a la herida y curaciones con lengua de zorro en la nuca. Como siempre, no todo el mundo comparte mi sentido del humor y creyeron que era sarcasmo… bueno, en parte así fue pero entre ver temas que dan en la primaria o un poquito de historia de la medicina, y sean honestos, ¿Cuál preferirían?

2 comentarios:

Xochiquetzalli dijo...

Hmmmmm... cursos sobre cómo dar cursos... ¡Es una idea tan descabellada que podría funcionar! Excepto que seguriiito el presupuesto no les alcanzaría para uno de ésos. A pesar de sus campañas anuales para recabar fondos, recuerdo perfectamente la vez que hablé a la farmacia de la Cruz Roja (nótese, FAR-MA-CIA) preguntando por algún suero contra mordidas de alacranes y obteniendo como única respuesta, "Hijo, pus... hijo, no, eh. No tenemos nada de eso" [pregunto, entonces qué tienen ahí] "Pus... gorras, playeras... cosas así" ¬¬ Sí, buena farmacia, no?

Definitivamente dar una plática o hasta hacer una presentación en Power Point es más difícil de lo que parece y pocas personas están capacitadas para hacerlo... frases como dices "Esto es un poco aburrido" abundan y lo peor del caso es que se ven en todas partes, ¡cuántas ponencias he oído que dicen eso!

Hablando de antropología (¡AH! ¿Qué no hablábamos de eso? Ñe... ahora sí), no sabes la cantidad de discusiones he tenido con Memo con respecto a la necesidad del médico de ponerse en lugar del paciente. Si bien el médico (o paramédico) sabrá más (¿y mejor?) sobre cómo curar, no se puede desechar vilmente todo lo que el paciente crea... o sepa. Incluyendo -pero no limitado a- alergias, creencias, eficacia simbólica (conocido así en la antropología y más comúnmente como "Efecto placebo")... todo interviene... pero, para vairar... me desvío del tema.

Por último, concuerdo contigo que una plática de la historia de la medicina sería tiempo mejor invertido, pero he de admitir que yo sólo habría tomado tu comentario como sarcasmo... Finalmente, bien o mal dado, la plática era de primeros auxilios/ausilios... tan inútil sería abordar el tema de las sangrías como lo fue incluir los torniquetes (sobre todo CÓMO hacerlos) si ya no se deben hacer.

Manuel Menéndez dijo...

Mejor ve a la San Pablo y pide Alacrimin.Curioso: el negocio de los antisueros ha sido bueno en México porque otros paises los crearon en la primera mitad del siglo pasado. Después, esos laboratorios, abandonaron las investigaciones por desarrollar nuevos productos. Aquí se siguieron los estudios y ahora exportamos sueros antiviperinos, antiarácnidos, etc.

La ironía de la vida, qué buena farmacia.